La degradación superficial es un problema frecuente en suelos agrícolas, especialmente cuando el tránsito de maquinaria ocurre bajo condiciones de humedad. Este tipo de degradación genera una compactación excesiva que reduce la porosidad del suelo, disminuyendo su capacidad para infiltrar agua y promover el desarrollo adecuado de las raíces. La consecuencia más visible es la pérdida de productividad y una mayor vulnerabilidad a la erosión.
En la imagen se observa cómo el tránsito de una tolva en condiciones de humedad deterioró la estructura del suelo, un claro ejemplo de cómo el mal manejo en momentos inadecuados puede comprometer la salud del suelo a largo plazo.
La compactación del suelo es un problema serio, pero no irreversible. Abordar esta problemática requiere una intervención que combine el conocimiento agronómico y las herramientas tecnológicas adecuadas. Nuestro equipo de agrónomos se enfocó en la investigación de campo para identificar los factores críticos que agravan esta degradación y diseñar soluciones personalizadas para mitigar los daños.
Abordamos este desafío con un enfoque multidisciplinario. Junto a un equipo de expertos, combinamos la investigación con nuevas tecnologías y enfoques innovadores de manejo del suelo. Desde la planificación estratégica hasta la implementación de técnicas avanzadas, logramos restaurar la estructura del suelo y garantizar su sostenibilidad a largo plazo.
Algunas prácticas recomendadas incluyen el uso de maquinaria más liviana, la implementación de labranza mínima y la rotación de cultivos que favorezcan la regeneración del suelo. Además, es crucial planificar el tránsito agrícola para evitar trabajar en suelos con exceso de humedad, lo cual minimizará el riesgo de compactación.
Con un manejo adecuado y decisiones informadas, es posible mitigar los efectos de la compactación y restaurar la capacidad productiva del suelo, asegurando una agricultura más sustentable y eficiente.